José Antonio Alcaraz
“Soy madre, abuela, científica y mujer de fe. Y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Gobernaré para todos y para todas y tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la patria. Tengo la certeza de que consolidaremos juntas y juntos un México cada día más próspero, libre, democrático, soberano y justo. No les voy a defraudar”.
Así lo expresó Claudia Sheinbaum, primera presidenta de México, durante su emotivo discurso en su toma de protesta en la que aseveró que: “Es tiempo de Transformación y es tiempo de mujeres”.
La presidenta de México expresó que, durante mucho tiempo, las mujeres “fuimos anuladas”. A muchas, agregó, “nos contaron desde niñas una versión de la historia que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado únicamente por hombres, poco a poco esa visión se ha ido revirtiendo”.
Sin embargo, agregó que “hoy sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México desde diferentes trincheras y también sabemos, que las mujeres podemos ser presidentas y con ello hago una respetuosa invitación a que nombremos presidenta con ‘A’ al final, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra, ingeniera, con ‘A’, porque como nos han enseñado, solo lo que se nombra, existe”.
RECONOCE A LAS HEROÍNAS ANÓNIMAS
“Hoy quiero reconocer no solo a las heroínas de la patria a las que seguiremos exaltando, sino también a todas las heroínas anónimas, a las invisibles, que con estas líneas hacemos visibles, a las que con nuestra llegada a la presidencia y estas palabras hago aparecer, las que lucharon por su sueño y lo lograron, las que lucharon y no lo lograron”.
“Llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron, llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas, las indígenas, las trabajadoras del hogar que salen de sus pueblos para apoyar a las demás, a las bisabuelas que no aprendieron a leer y escribir porque la escuela no era para niñas, llegan nuestras tías que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes, a las mujeres anónimas, las heroínas anónimas, que desde su hogar, las calles, o sus lugares de trabajo lucharon por ver este momento, llegan nuestra madres que nos dieron la vida y después volvieron a dárnoslo todo, nuestras hermanas que desde su historia lograron salir adelante y emanciparse, llegan nuestras amigas y compañeras, llegan nuestras hijas hermosas y valientes y llegan nuestras nietas, llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día no importaría si nacimos siendo mujeres u hombres, podemos realizar nuestros sueños y deseos, sin que nuestro sexo determine nuestro destino, llegan ellas, todas ellas que nos pensaron libres y felices”.