Por: José Antonio Alcaraz
La actividad minera en Zimapán, Hidalgo, se encuentra al borde de un cierre total si las autoridades estatales y federales no intervienen para restablecer el estado de derecho y poner fin a los bloqueos que han impedido el acceso a las minas. Estos bloqueos, ejecutados por un grupo de transportistas del sindicato del cemento, buscan presionar para tomar control de operaciones en las zonas mineras, según denunciaron empresarios y líderes cooperativistas de la región.
El impacto económico sería devastador para el municipio, donde el 70% de la población depende directa o indirectamente de la minería. Homero Vega Hernández, director de administración de las mineras Preisan y La Purísima, advirtió en conferencia de prensa que la situación podría derivar en un cierre irreversible de las minas debido a la acumulación de agua subterránea, que, de no controlarse, podría inundar las instalaciones y hacerlas inoperables de forma definitiva.
“La minería es cíclica. No podemos parar… en este momento, las minas están paradas y se están inundando. Si el agua nos gana, ya no podremos recuperar las minas, y eso afectaría a minas como Purísima, Balcones, Guadalupe y Carrizal Mining (integrada por tres minas)”, declaró Vega.
Bloqueo liderado por el sindicato del cemento
El bloqueo que ha paralizado las minas fue instaurado por transportistas del Estado de México bajo el liderazgo de José Neri Ortega Blancas, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Cemento, Cal, Asbesto, Yeso, Envases y Productos Conexos de la República Mexicana. La presión del sindicato ha escalado, generando una crisis en la región que los empresarios consideran insostenible.
“Ya no tenemos tiempo. Necesitamos una respuesta de nuestro gobierno, sea federal o estatal, porque si esta situación se prolonga, quedaremos sin trabajo”, enfatizó Homero Vega.
La naturaleza de la minería hace que reactivar las minas no sea un proceso sencillo: suspender operaciones en instalaciones subterráneas requiere un control constante del agua subterránea. Reanudar labores, incluso si los bloqueos se levantan, llevaría tiempo y recursos que complicarían aún más la recuperación de las actividades mineras.
Posible formación de grupos de autodefensa
La paralización de la minería no solo afecta la economía de los trabajadores, sino que también está generando pobreza y descontento en el municipio. Ante la falta de garantías de seguridad y libre tránsito, los empresarios y trabajadores temen verse obligados a tomar medidas extremas.
“No queremos llegar a lo que ocurrió en Michoacán con los grupos de autodefensas, pero si no hay una solución rápida, podría ser inevitable”, advirtieron líderes locales, señalando que la situación es un riesgo no solo para Zimapán, sino para todo el estado y el país.
La comunidad minera insta a las autoridades a actuar de inmediato para evitar una crisis mayor y advierte que el descontento social podría llevar a la formación de grupos de autodefensa, lo que desataría una situación de inseguridad y conflicto interno en la región.