Por: José Antonio Alcaraz Suárez
Darse un baño con agua fría es mucho más que un acto de valentía; es una herramienta poderosa para revitalizar el cuerpo, la mente y el espíritu. Desde hace 10 años llevo poniendo en práctica y, si alguna vez has sentido curiosidad por sus beneficios, en esta columna te cuento por qué deberías intentarlo.
Pero antes de eso, quiero compartirte que no siempre fue así cultural, social, familiar y hasta institucionalmente me PROGRAMARON la idea en la menta sobre la fragilidad e imperfección de mi cuerpo.
No sé si a ti, pero a mí sí, de niño me decían que no me mojara, no caminara descalzo y mucho menos saliera sin suéter, pues me ENFERMARÍA. Estas ideas permearon en mi ser y me generaron inseguridades y, sobre todo, la creencia de la fragilidad del cuerpo.
Las ideas fueron reforzada a través del disfraz de las campañas gubernamentales de salud y de la televisión, con imágenes de personas enfermas, que terminaron de debilitar mi mente y, en consecuencia, el sistema inmunológico, vendiéndome la cura: medicamentos y vacunas.
¿CÓMO SUPERÉ EL MIEDO A ENFERMAR POR FRÍO?
De pequeño solía enfermarme seguido. Tenía la programación del “tápate, te vas a enfermar porque está frío” y, por arte de magia me enfermaba, y más en épocas invernales. Hoy sé que esas creencias y programaciones fueron heredados y dichos sin dolo. GRACIAS POR EL APRENDIZAJE.
Hoy que tengo más autoconciencia, decidí desafiar esa programación. CUESTIONA TODO y al hacerlo comencé contra mi voluntad a bañarme con agua fría. Al principio me resultaba temerario y no me gustaba. Fue poco a poco que trascendí ese condicionamiento al grado de que hoy lo hago diario, haga frío o calor, la disfruto tremendamente y, es paradójico, ahora casi no enfermo.
He visto videos de niños rusos, junto con sus maestros, disfrutando de la nieve EN TRAJE DE BAÑO (búsquenlo en la web), una actividad “extrema” pues además se echan agua por encima en mitad del helador invierno. Los profesores afirman que esta práctica sirve para que los niños estén sanos y fuertes.
PODERES TRANSFORMADORES
1. BENEFICIOS FÍSICOS: Rejuvenecimiento del cuerpo
Mejora la circulación: El agua fría activa tu sistema cardiovascular, promoviendo una mejor circulación sanguínea y oxigenando los tejidos.
Refuerza el sistema inmunológico: Estudios han demostrado que las duchas frías aumentan los glóbulos blancos, fortaleciendo tus defensas contra enfermedades.
Alivia dolores musculares: Es ideal para recuperarte después del ejercicio o para reducir inflamaciones.
Piel y cabello radiantes: El agua fría cierra los poros y sella las cutículas, dejando la piel más tersa y el cabello brillante.
2. BENEFICIOS MENTALES: Fortaleza y claridad
Reducción del estrés: Las duchas frías disminuyen los niveles de cortisol, ayudándote a sentir más relajado y en control.
Aumenta la energía: Nada te despierta más rápido que un chorro de agua fría; es como un café directo al alma.
Fortalece la resiliencia mental: Enfrentar algo incómodo, como el agua fría, entrena tu mente para superar desafíos con mayor valentía.
Mejora el ánimo: El impacto del agua fría estimula la liberación de endorfinas, las hormonas de la felicidad.
3. BENEFICIOS ESPIRITUALES: Reconexión y presencia 🌿🙏
Enraizamiento en el presente: La experiencia de bañarte con agua fría te obliga a estar en el ahora, dejando de lado preocupaciones y distracciones.
Conexión con la naturaleza: El frío es un recordatorio de los elementos naturales que nos rodean y nos invita a respetarlos y adaptarnos a ellos.
Renovación interna: Simbólicamente, el agua fría puede ser un acto de purificación, lavando las tensiones y emociones negativas para comenzar de nuevo.
UN ACTO SENCILLO, UN IMPACTO PROFUNDO
Empezar puede parecer difícil, pero comienza poco a poco: alterna entre agua tibia y fría, hasta que puedas disfrutar de la experiencia completa. Recuerda que cada gota fría es una invitación al crecimiento, a la renovación y a la transformación.
¡Atrévete a probarlo y siente cómo este pequeño hábito puede cambiar tu vida!
GRACIAS